
Es por ello que diversos estudios se han centrado en la relación entre la alimentación y el sueño, afirmando, por ejemplo, que si antes de dormir tomas una cena abundante, pasarás la noche dando vueltas y el descanso se verá afectado; y que, por otro lado, la falta de sueño provoca hambre y disminuye el autocontrol, siendo más fácil comer más de la cuenta. En conclusión, no podemos comer bien si no dormimos lo suficiente y no podemos dormir bien si no comemos de forma adecuada.